La fosa común

La película Graveyard Shift (1990) sigue a John Hall, un vagabundo que llega a un pequeño pueblo de Maine en busca de trabajo. Desesperado por un salario, acepta la oferta de la mayor empresa local: una antigua y enorme fábrica textil donde las jornadas nocturnas son tan duras como extrañas. Lo contratan para el turno nocturno y pronto descubre que la rutina en esa fábrica es mucho más siniestra de lo que parecía desde el exterior.

Asignado junto a otros obreros a limpiar el sótano, John se adentra en un laberinto subterráneo de humedad, maquinaria oxidada y pasadizos olvidados. La atmósfera es opresiva: la oscuridad, los ruidos mecánicos que retumban y la sensación de que algo acecha transforman una tarea aparentemente simple en una pesadilla. Las relaciones entre los trabajadores, la desconfianza y el cansancio aumentan la tensión mientras avanzan hacia niveles más profundos.

A medida que exploran, encuentran señales inquietantes de vida y muerte y, finalmente, una criatura indescriptible que habita en las entrañas de la fábrica. Lo que comienzó como una limpieza rutinaria se convierte en una lucha por la supervivencia frente a un monstruo cuyo apetito y ferocidad parecen implacables. El terror es físico y psicológico: cada decisión en la oscuridad puede ser la última.

Graveyard Shift mezcla horror claustrofóbico con tensión industrial, mostrando cómo la desesperación y la curiosidad pueden condenar a los protagonistas a enfrentarse a lo inimaginable. La película mantiene un ritmo de creciente violencia y miedo primario, dejando al espectador en vilo mientras los obreros intentan escapar de una amenaza que desafía toda razón y los límites del instinto de supervivencia.