Blancanieves

Blancanieves es un audaz homenaje al cine mudo: rodada en blanco y negro y sin diálogos hablados, reinterpreta el clásico cuento de Blancanieves trasladándolo a una Sevilla romántica de los años veinte. La cámara se detiene en gestos y miradas, la música toma el papel de la palabra y cada plano construye un universo visual que remite tanto al melodrama como a la estética del teatro y la zarzuela.

En el centro de la historia está una joven torera cuya vida queda marcada por la tragedia familiar y la envidia de una madrastra poderosa y ominosa. La protagonista se abre paso entre ruedos, rivalidades y la acogida de un pequeño y singular grupo de compañeros, en una fábula que mezcla la tradición taurina con la magia y la crueldad del relato popular.

El filme apuesta por la intensidad sensorial: el contraste del blanco y negro enfatiza los volúmenes y las sombras, mientras que la puesta en escena, los decorados y el vestuario recrean una Sevilla de cuento, a la vez folklórica y onírica. La ausencia de diálogos refuerza la expresividad física de los intérpretes y sitúa a la música y al silencio como motores emocionales de la narración.

Blancanieves es, en definitiva, una versión valiente y poética del relato clásico, que dialoga con la tradición cinematográfica y con la cultura española. Ofrece una experiencia cinematográfica singular, capaz de conmover tanto por su estética cuidadosamente elaborada como por su retomada fuerza dramática y simbólica.