Calladita

Ana acaba de llegar desde Colombia y empieza a trabajar como empleada doméstica en una lujosa mansión de la Costa Brava, donde una familia de marchantes de arte pasa los veranos. Labora sin contrato y sin garantías, sostenida por la promesa de que, si permanece obediente y discreta hasta el final del verano, recibirá condiciones dignas. La casa, impecable y fría, revela a cada paso la distancia entre los privilegios de sus moradores y la precariedad de Ana, cuyo esfuerzo silencioso choca con un mundo de riquezas y secretos.

Calladita explora esa tensión con sensibilidad y tensión creciente: las reglas no escritas de la servidumbre, los juegos de poder de una familia acomodada y la soledad de una joven desplazada que debe decidir hasta qué punto cede su voz. Entre pasillos llenos de obras de arte y habitaciones cerradas, la película traza un retrato íntimo de explotación, resiliencia y pequeñas revueltas cotidianas, preguntando qué costo tiene mantenerse callada y qué ocurre cuando al fin alguien decide hablar.