A los 40 años, Leila ha dedicado toda su vida a cuidar de sus padres y de sus cuatro hermanos, en una casa donde las discusiones son constantes y la tensión se palpa en el aire. La familia carga con deudas crecientes y la presión de unas sanciones económicas contra Irán que complican cada decisión; entre reproches, lealtades y pequeños sacrificios cotidianos, se vislumbra la fatiga de una mujer que intenta sostenerlo todo.
La película ofrece un retrato íntimo y crudo de las dinámicas familiares, explorando temas como el deber, el patriarcado y el desgaste emocional que supone priorizar a los demás sobre la propia vida. Con un tono realista y actuaciones intensas, la historia revela las grietas de la solidaridad familiar y la difícil búsqueda de autonomía en medio de la precariedad.