Este documental de 2018 investiga cómo avances médicos y dispositivos vendidos como soluciones revolucionarias pueden convertirse en fuentes de daño grave para pacientes. A través de testimonios de víctimas, denuncias de informantes y el trabajo de abogados, la película expone fallos regulatorios, conflictos de interés y la influencia de la industria sobre organismos como la FDA. El resultado es una mirada implacable a casos en los que la prisa por la innovación y las ganancias han dejado un coste humano tangible.
Con una combinación de datos, entrevistas y reconstrucciones, la cinta plantea preguntas sobre responsabilidad, transparencia y justicia sanitaria. Más que un simple alegato contra la medicina tecnológica, el film obliga a reflexionar sobre cómo proteger a quien confía su vida en dispositivos que deberían curar y no perjudicar, y sobre qué cambios son necesarios para evitar que se repitan tragedias similares.