Este documental analiza la crisis de salud mental entre quienes responden primero a las emergencias: bomberos, policías y técnicos de emergencias médicas. Aunque representan menos del 2% de la población, suponen casi el 20% de los suicidios; a lo largo del documental, testimonios íntimos, datos y entrevistas con especialistas muestran cómo la exposición repetida a traumas, la cultura del aguante y la falta de recursos contribuyen a una epidemia silenciada.
Mediante relatos personales, imágenes de intervención y el análisis de programas de apoyo, la película humaniza a quienes suelen ser vistos como héroes inquebrantables y plantea soluciones prácticas: desde terapia especializada y apoyo entre compañeros hasta cambios institucionales y políticas públicas. Es un llamamiento urgente para reconocer, desestigmatizar y abordar el coste emocional de salvar vidas.